lunes, 27 de septiembre de 2010

Sigo esperando respuestas



Con el correr del tiempo vas forjando amistades, fortaleciendo lazos. Conocés a mucha gente y sin quererlo se meten a tu vida dejándote ser parte de las suyas.
Hay confianza, respeto, cariño y como una cadena invisible que te une al otro con quien ya no quieres perder vínculos.
Quizás te entregues de lleno y te quedes sin as bajo las mangas. Abres puertas y ventanas dejando ver lo mejor y peor de vos para que opten por aceptarte tal cual o sigan su camino.
Cuando esa conexión entre los dos va siendo cada vez más intensa y te sientes tan bien pueden ocurrir cambios, quizás los veías venir pero no estabas preparada.
La otra persona simplemente no piensa como vos, mucho menos actúa. Solo decide alejarse. Conoces sensaciones nuevas que no te gustan.
Tienes muchas preguntas pero ni una respuesta. Te preguntas mayormente qué fue lo que hiciste mal. La gente cambia, y sin quererlo o sin saberlo, cambiás vos. Porque el desarraigo es cruel. Deja un vacío muy difícil de rellenar. Intentas avanzar pero sientes temor.
Te encuentras en un tablero de ajedrez donde puedes pasar de reina a peón o viceversa.
¿Hiciste algo malo? te lo planteás siempre y siempre esperás una señal que te haga comprender tanta ausencia, si tenés suerte le habrás importado lo suficiente como para dedicarte algunas palabras, respuestas a tantos cuestionamientos.

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